miércoles, 18 de febrero de 2015

Una dura despedida.

Yo ya me despido, pero no sin antes decirte que gracias por todo, por tus risas, tus llantos, tus tonterías, tus mordiscos, tus abrazos de panda, por ser novio y actuar de padre a veces, por soportar mis rabietas, mis caprichos, mis locuras. Por la noche del hotel, por tus te quiero, por esos besos que me dabas sin que me los esperara, por enseñarme a amar y lo que significa ser amado, por aguantar mi apestoso olor a cenicero, por apoyarme en todo, por hacerme sentir el niño más feliz de mundo, gracias por hablarme por InstaMessage, por venir a buscarme cuando más falta me hacías, por esas sonrisas llenas de luz que me regalabas, gracias. Gracias por complacerme en todo, por hacer mis caprichos realidad, por ir conmigo contra viento y marea, gracias por todo. Decirte que estoy orgullosisimo de la persona con la que he salido y de poder decir que Manuel Cruz Lopez ha sido mi novio, y no, nadie puede competir contra ti. No importa el tiempo que pase, días, semanas, meses, años, décadas... Me da igual, en el momento que me heches de menos y quieras volver conmigo buscame debajo de las piedras si hace falta, porque debajo de una de esas piedras estaré yo deseando correr a tu lado para estar juntos para siempre, como una vez prometimos. Te he amado, te amo y siempre te amaré, y probablemente solo te deje de querer cuando se congele el sol, cuando la luna se convierta en queso, cuando llueva del revés, cuando los océanos y mares se sequen, o cuando mi corazón deje de latir. Sin más dilataciones, gracias, por aquel día 26.

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