miércoles, 18 de febrero de 2015

Recordándote una vez más.

¿Cómo empezar esta carta? Si aún siento el calor de tus labios en mi boca... Me invade la nostalgia al recordar todos los momentos que vivimos, un frío escalofrío me recorre el cuerpo invocando a la maldita tristeza en la que estoy sumergido. Quisiera que fuera un sueño, pero mi rostro demacrado en el espejo me recuerda que no es así, que tú no estás, que te has ido. Cierro los ojos y te veo, inmaculado y lleno de alegría, de energía, de vida, esa vida que me hace falta para seguir en pie, pero te has marchado... Mi mente lo ha aceptado, pero dime, vida ¿cómo le hago entender a este tonto corazón que ya no estás? Que reclama a gritos sordos tu ausencia y me acosa por tu partida, ya no se ni qué día es, he perdido la noción del tiempo. Todos los días los miro grises, tengo miedo y me siento solo, muy solo. Te necesito a mi lado, el manto de tus abrazos, la calidez de tus palabras cuando decías te amo. Pero tú ya no estas aquí, te has marchado, y yo me he quedado solo, y recordando lo mucho que aún te amo.

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