viernes, 20 de febrero de 2015

Soledad.

Estoy sentado escribiendo estas líneas con lágrimas en los ojos que poco a poco me ahogan, y me hundo en una tristeza que me va envolviendo cada vez más rápido. Miro hacia la ventana y creo verte sonriendo, con esa sonrisa que me enamoró y que tan feliz me hizo. Desde que te fuiste cada sueño te pertenece, de cada recuerdo una lágrima nace por la añoranza que siento y por esos besos que me dabas y que tanto hecho de menos. Cuando tu estabas la esperanza vivía en mi, pero ahora que te marchaste, mi única esperanza es contigo poderme reunir. Te fuiste aquel día dejándome a mi solo en un cuadro sin paisaje, con una triste mirada y el alma destrozada, el día a día para mi se ha vuelto una simple rutina, recordando mi felicidad tan lejana, destruida aquel día. Mi vida carece de significado, no tiene valor ya, mi corazón está cansado de latir, ya no tengo rumbo, estoy perdido y desorientado, amor, dime donde estas. A las estrellas cada noche les pregunto por ti, pero a veces creo que no me pueden oír, grito por mi tristeza, grito por mi angustia, grito por mi enfado. Siento que mis ganas de vivir van cayendo poco a poco, como las hojas de los árboles en otoño, siento que la fe que un día tuve me ha abandonado, necesito palabras de aliento, que no se las lleve el viento, y necesito de lo que tu me dabas, que por mucho que lo busco no lo encuentro. Tus cosas inundan mi espacio, me hacen sentir que aún sigues aquí, y aunque tu aroma siga incrustado en mi piel, mi soledad sigue presente en cada madrugada. Sé que no querrías que llorase, y que mi vida abandonase, pero para mí aquellas palabras de despedida hicieron que no pudiera seguir hacia adelante y que en ese momento a ella renunciase. Si triste mi melancolía te hace sentir, no te preocupes mi vida, que aunque me cueste aceptarlo, comenzaré a rescatar todo lo que tras tu pérdida fui dejando. No desampares mis noches, guíame como lo hacías, y cada noche al dormir abrázame fuerte, vida mía.

Imborrable pasado.

He me aquí nuevamente sentado en la silla de la duda y apoyado en la mesa de la tristeza, al frente mío acompañándome como casi todas las noches la melancolía, mientras te pienso e imagino que te veré al día siguiente diciéndome: "Te estuve extrañando",pero solo son ideas y mas ideas equivocadas de este tonto corazón que se resigna a perderte, a estar sin ti, a estar sin tus caricias, sin tus besos, sin tu imagen reflejándote en mis ojos como si fuera un lago cristalino reflejando tu sonrisa en una mañana esplendorosa... ¿lusión?, ¿amor?, ¿desdicha?, ¿antojo?...ya lo se, es este tonto corazón que no se da cuenta que te hice tanto daño, que me habla día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, que te ama, y simplemente cada latido que da es por ti, y añora sentirte tan cerca... ¿no escuchas acaso?, está latiendo por ti y lo único que sabe decir es un "TE AMO". Se me agotan cada vez mas los recursos pero jamás el amor que siento por ti, ando deliberadamente encerrado en este mundo de tristeza y pánico, tristeza por que no estás a mi lado como yo quisiera, pánico del que no me dejes estar unido a ti... simplemente no puedo engañarme a mi mismo, ¿dime qué puedo decirle a mi corazón para que se olvide de ti?, dime... le he dicho de todo, he inventado más de 1000 excusas, pero este es mas terco que yo!, solo te aclama cada día mas y mas...díselo tu entonces quizás te haga caso, aunque lo dudo, el Te ama... creeme. Dices quererme, pero noto tanto dolor en tus ojos, tanto temor, que quizás te confundan...basta darme cuenta que me siento enajenado por este maldito corazón que lo único que hace maldita sea es pensar en ti, creeme que no soporto ni 1 minuto más estar en el estado en que estoy; pensamientos, recuerdos, ideas, tú, yo, el pasado... tengo tanto dolor, solo quisiera que sintieras como estoy ahora, si solo imaginaras que realmente te amo, que en tu corazón me dejarías entrar nuevamente, solo 1 vez mas para no salir y quedarme siempre allí, pero la melancolía y el dolor que te cause, no cambiará nuestro imborrable pasado.

jueves, 19 de febrero de 2015

No me vale.

A mi no me vale eso de "no llores porque se acabó, sonríe porque sucedió". ¿A caso crees que ahora mismo puedo sonreír? No, claro que no. En este momento sólo puedo retroceder en el tiempo mentalmente o avanzar hacia el futuro, mentalmente también, pero sólo contigo. No puedo esbozar una sonrisa, como es debido, no puedo divertirme como hacen los chicos de mi edad, no puedo comer y mucho menos dormir. Sólo hay una cosa que sí que puedo hacer, recordarte, es lo único que me mantiene vivo, tu recuerdo. Y al igual que no me vale eso tampoco me valen esos consejos tan absurdos que me dan, esos que van ligados a hacerte daño o a amargarte la vida, eso no es lo que quiero, y mucho menos lo que necesito...

Cuando existió el amor.

Trataré de recordar como es el amor, ya que en mi alma se ha esfumado, ¿por qué? me lo he preguntado, y la contestación es sencilla: porque te fuiste sin decir adiós, por que te llevaste la única huella que me hacia vivir, tu amor y no te lo reprocho por que nuestro tiempo terminó, pero mi alma, mi cuerpo, mis pensamientos y mis sentimientos extrañan todo de ti. Extrañan los días que pasábamos juntos, extrañan los suspiros, los te amo, los eternos sueños, extrañan tu amor... Ahora estoy vacío, viviendo por vivir, lo único que me queda de ti son mis recuerdos, los cuales me hacen volver a estar contigo cuando yo quiero y donde yo quiero, sera lo que jamás
nadie se podra llevar, ni siquiera tú, que tanto te amo.

Ésta forma rara mía de quererte.

Aquí estoy, como siempre, pensando en ti. Y bebo, mirando la copa en la que dibujo tu rostro, y me pregunto hoy, al igual que todas las noches ¿Por qué no estas a mi lado? Falta en mi vida tu presencia, tu sonrisa, tu caricia, tu cuerpo, tu olor y hasta esa forma rara que me miras. Solo tengo tu sombra, tu recuerdo, el recuerdo de lo que somos o de lo que fuimos, no sé… Te bebo a cada sorbo, te encuentro en cada bocanada del cigarro que exhalo y, aunque no lo creas, te respiro a cada segundo. ¿Por qué? Por que vives en mí, te llevo dentro de mi piel, ésta que quisiera arrancar de tajo para no sentir el amargo dolor que me deja tu ausencia, aquel dolor que me deja el saber que tú no sientes lo mismo que yo en este preciso momento… Y ahora dime: ¿Cómo haces tú? ¿Cómo haces para tener siempre en la boca esa sonrisa? ¿Cómo haces para estar siempre inmerso en ese mundo en el que solamente importas tú, en el que no vive nadie? Porque yo te veo en cada cosa que miro, en la sonrisa del niño, en el sol que me despierta cada mañana, en el cereal que desayuno, en el pavimento que contemplo mientras camino, a cada paso, en cada paso que di ayer, en el que doy hoy y en el que daré mañana. Porque eres parte fundamental de mi ser, de la persona que soy y de la que quiero ser para ti, hasta que de una vez por todas te des cuenta de que me necesitas, que me quieres, por que eso quiero: que me quieras, que me sueñes, que me respires a cada segundo. Quiero ser tu aire, la sombra que te sigue a cada momento, la que mira cada uno de tus movimientos y no sólo ese deseo carnal, porque la carne se acabará en cualquier momento sin nosotros decidir cuándo, el alma queda, y quedará, hasta el día en que tengamos que decir adiós definitivamente. No, no eres un capricho ni un producto de esta imaginación desbordada que me lleva siempre, sin importar que camino elija, a ti, siempre a ti, a todo lo que tú eres para mí y simbolizas en mi decadente existir, quisiera que te dieras cuenta de que dependo de ti, que al conocerte pasé de ser un ser independiente a ser un ser dependiente de lo que tú dices, de lo que tú quieres, de lo que tú ansias, de ser un ser racional a uno irracional. Esta noche me he propuesto escalar en tu horizonte, entrar en tus sueños e hilvanar una nueva fantasía en la que el único mundo que quieras sea el que encuentres a mi lado, al lado de este niño que tanto te ama, que te ansia siempre, que te espera y que te desea a cada momento. Te conozco tanto que sé las cosas que forman parte de esa cotidianidad que compartías conmigo en los instantes en que estábamos juntos, los que compartíamos cuando tú así lo deseabas, de qué lado te gusta dormir, sé que roncas sin parar y que cuando despiertas sólo quieres darme los buenos días con un buen beso, a llenar tu vida de tantas cosas materiales que un amor como el mío no puede, ni podrá, comprar jamás… Y es que tu mundo y el mío son tan raramente diferentes, porque tu mundo eres tú, y mi mundo eres tú, y me burlo a cada instante de mí, de aquello en lo que me he convertido gracias a ti, a tu constante indiferencia. ¿Cuándo iba a imaginarme yo que podría querer a un personaje como tú de semejante manera? Eso eres, un personaje que ha entrado en esta historieta de la que ni siquiera yo conozco cual será el final de la que ojalá algún día pueda resolver y encontrar el final de esta razón que extrañamente me ata a ti y constantemente y a cada momento me mata, porque te quiero, te amo y te necesito, MCruz.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Recordándote una vez más.

¿Cómo empezar esta carta? Si aún siento el calor de tus labios en mi boca... Me invade la nostalgia al recordar todos los momentos que vivimos, un frío escalofrío me recorre el cuerpo invocando a la maldita tristeza en la que estoy sumergido. Quisiera que fuera un sueño, pero mi rostro demacrado en el espejo me recuerda que no es así, que tú no estás, que te has ido. Cierro los ojos y te veo, inmaculado y lleno de alegría, de energía, de vida, esa vida que me hace falta para seguir en pie, pero te has marchado... Mi mente lo ha aceptado, pero dime, vida ¿cómo le hago entender a este tonto corazón que ya no estás? Que reclama a gritos sordos tu ausencia y me acosa por tu partida, ya no se ni qué día es, he perdido la noción del tiempo. Todos los días los miro grises, tengo miedo y me siento solo, muy solo. Te necesito a mi lado, el manto de tus abrazos, la calidez de tus palabras cuando decías te amo. Pero tú ya no estas aquí, te has marchado, y yo me he quedado solo, y recordando lo mucho que aún te amo.

Una dura despedida.

Yo ya me despido, pero no sin antes decirte que gracias por todo, por tus risas, tus llantos, tus tonterías, tus mordiscos, tus abrazos de panda, por ser novio y actuar de padre a veces, por soportar mis rabietas, mis caprichos, mis locuras. Por la noche del hotel, por tus te quiero, por esos besos que me dabas sin que me los esperara, por enseñarme a amar y lo que significa ser amado, por aguantar mi apestoso olor a cenicero, por apoyarme en todo, por hacerme sentir el niño más feliz de mundo, gracias por hablarme por InstaMessage, por venir a buscarme cuando más falta me hacías, por esas sonrisas llenas de luz que me regalabas, gracias. Gracias por complacerme en todo, por hacer mis caprichos realidad, por ir conmigo contra viento y marea, gracias por todo. Decirte que estoy orgullosisimo de la persona con la que he salido y de poder decir que Manuel Cruz Lopez ha sido mi novio, y no, nadie puede competir contra ti. No importa el tiempo que pase, días, semanas, meses, años, décadas... Me da igual, en el momento que me heches de menos y quieras volver conmigo buscame debajo de las piedras si hace falta, porque debajo de una de esas piedras estaré yo deseando correr a tu lado para estar juntos para siempre, como una vez prometimos. Te he amado, te amo y siempre te amaré, y probablemente solo te deje de querer cuando se congele el sol, cuando la luna se convierta en queso, cuando llueva del revés, cuando los océanos y mares se sequen, o cuando mi corazón deje de latir. Sin más dilataciones, gracias, por aquel día 26.