miércoles, 17 de junio de 2015

Pasado, presente... ¿y futuro?

Alguien dijo: no son las estrellas las que dictan nuestro destino, sino nosotros mismos. Yo creo que todo lo que ocurre, ocurre por una razón. Pero, ¿y si eso no fuese cierto? ¿y si todo lo que pasa o incluso lo que no pasa está guiado por nuestros errores? Si os paráis a pensar las cosas nunca salen como uno quiere, vale que en un principio sí, pero ¿qué hacéis cuando creéis haber hecho lo correcto y os equivocáis? Nada, llega un punto en que no podéis hacer nada, más que torturaros por haber cometido tan estrepitoso error, odiaros a vosotros mismos por aquello que hicisteis o no hicisteis en el pasado. Imaginaos por un momento que cometéis un error y os dais cuenta tarde, muy tarde, que probablemente ese sea el mayor error de vuestras vidas, que después de haceros creer a vosotros mismos que lo habéis superado y sois felices no lo fueseis, que de la noche a la mañana o en menos de una hora todo se pusiese patas arriba. ¿Qué haríais entonces? Eso mismo me pasó a mi, cometí un enorme error dejando escapar a la persona que probablemente más me haya amado en toda mi vida, y lo peor es que no cometió ningún fallo para merecer eso. Todo fue producto de las idioteces de un chico de 18 años que aunque le amase, no sabía lo que quería en la vida. Ahora se lo que es echar de menos a alguien realmente, ahora se lo que es torturarse por un error, ahora se demasiadas cosas que nunca quise saber, y menos sabiendo que me hubiesen bastado dieciséis horas para que todo siguiese igual. Porque de haber llegado a tiempo nada habría cambiado, ni estaríamos separados, ni yo sufriendo por un amor que dejé escapar por imbécil... Dicen que siempre queda una esperanza, por muy pequeña que sea, pero a su vez también dicen que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida, ¿y si él fuese ese único tren que sólo pasa una vez en la vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario